Mucho se ha planteado la idea de que la estrategia de implementar la cuarentena para evitar la transmisión del COVID-19 fue totalmente fallida, al final no se logro, los casos de contagios van a la alza de manera exponencial y parece que nadie se salvara de entrar en contacto con esta nueva cepa del coronavirus.
La información que se ha compartido a través de redes sociales y medios de comunicación ha sido tan basta, que resulta casi imposible elegir a la mas verosímil, posturas confusas y contradictorias se disputan la atención de las masas, las cuales sufren ya de una afectación psicológica por el pánico que se ha creado alrededor de la pandemia, debilitando su sistema inmunológico. Otros no creen que exista el coronavirus y que solo se trata de una conspiración de los países poderosos para transformar la economía mundial. Lo que sin duda ha sucedido, pues ya se habla del cierre definitivo de miles de empresas pequeñas, y grandes perdidas económicas de las compañías transnacionales.
Se habla también de un aumento exponencial del desempleo y el crecimiento de la pobreza en varios de los países azotados por la pandemia. Ese resultado que se anunciaba por los partidarios de que lo que estaba sucediendo, era producto de una gigantesca conspiración se ha vuelto realidad. Se ha generado una de las mayores crisis económicas a nivel mundial en los últimos siglos, y esta crisis es realmente el reto más exigente que deberemos vencer como comunidad internacional.
El miedo ante lo desconocido siempre ha sido el peor de los enemigos para el comportamiento humano, ese instinto a veces un tanto irracional de esconderse a las amenazas, en lugar de buscar la manera de hacerle frente con pensamientos objetivos, aceptando el riesgo que conlleva el simple hecho de estar vivo, nos ha llevado a ser de nuevo inquilinos de la caverna de la que no salimos por miedo a las bestias.
También el miedo ha sido la estrategia mas socorrida por los manipuladores de las masas para tener el control sobre las mismas, conociendo las debilidades de la naturaleza humana es como se logra que el rebaño se mantenga unido con un mismo pensamiento y un mismo objetivo, asegurar su supervivencia por el mayor tiempo posible.
Inverosímil resulta el hecho de que se este pretendiendo reactivar la economía en el momento mas álgido de la pandemia, la reapertura de los comercios que sobrevivieron y los centros de trabajo con fuertes medidas de salubridad en un intento de mover la economía para no perecer de hambre. Sin embargo, la situación actual es mas difícil en virtud de que ya la economía enfermo.
¿Qué hubiera pasado si estas mismas medidas de prevención sanitaria se hubieran tomado desde el inicio de la pandemia y no se hubieran cerrado los negocios? ¿Qué hubiera pasado si los ciudadanos hubieran tomado en sus manos la responsabilidad de protegerse y proteger a sus familias? Las respuestas están otros países europeos y asiáticos donde el impacto de la pandemia fue menor y el numero de fallecidos muy reducido, en comparación con los demás países.
Como sociedad tenemos mucho que aprender, ser mas consientes de nuestra vulnerabilidad y responsables de nuestra salud y de nuestra familia, no pretender conchudamente dejarle todo el paquete al gobierno, pues este se ve rebasado ante la falta de planeación y preparación para estos eventos catastróficos.
Una cosa es cierta, la pandemia no se detuvo con la cuarentena y seguirá propagándose entre la población hasta que se encuentre una vacuna contra el virus, por lo pronto esa batalla esta perdida, aunque no la guerra. Lo que nos debe preocupar y ocupar es encontrar ahora la cura para sanar nuestra economía, es hora de tocar la puerta del ingenio que todos tenemos, reinventarnos y pensar de acuerdo a esta «nueva realidad» y dejar en el pasado la anterior. El mundo cambió… hagámoslo también nosotros.